miércoles, 5 de diciembre de 2012

Esa montaña rusa llamada Lakers

Desde que comenzó la temporada, y dejando muy atrás los apoteósicos momentos vividos gracias al Maestro Zen, Los Ángeles Lakers no han dado con la tecla para encontrar su juego actual. Novenos, moviéndose en el límite del bien y del mal con muchos puntos débiles y poco con lo que fortalecerse para asentar una dinámica estable. Muchos baches para demasiadas curvas, una constante irregularidad como si fuera una montaña rusa. Y mucha culpa de ello la tienen las altas esferas de la franquicia.

Primero fue la horrible pretemporada realizada por el conjunto angelino. Bien es verdad que entre la enfermería y la adaptación de jugadores no se podía exigir demasiado a esas alturas. Sin embargo, los pupilos del ya ex técnico Mike Brown dieron una paupérrima imagen cada vez que pisaban la cancha estableciendo un récord negativo de 0-7. Incluso se ha comentado acerca de una seria posibilidad de que los jugadores estuvieran haciendo "la cama" a su técnico. 

Posteriormente, cuando comenzó la temporada, las sensaciones no mejoraron. Lakers no sabían ni a qué jugaban, ni cómo lo hacían. La única victoria que consiguieron fue más por inercia que por buen juego. Por si fuera poco, Steve Nash, una de las grandes esperanzas de este proyecto, no encontraba el ritmo en los partidos ni buena conexión con sus compañeros. Cuando estaba en la pista parecía otro, como si se hubiera olvidado de cómo se juega a esto del baloncesto.

En medio de este maremágnum, llegó una decisión tan sorprendente y tan necesaria como forzada: Mitch Kupchack y los Buss dejaron a Mike Brown fuera del banquillo de Lakers. El problema no venía de despedir unos partidos antes o unos partidos después a Mike Brown. El problema venía de su contratación desde el minuto 1 por la franquicia californiana, y eso ha sido una de las muchas cosas que se le pueden echar en cara tanto a Mitch Kupchak como a Jim Buss. Bernie Bickerstaff se hizo cargo del equipo, pero el público del Staples (y en esto el pueblo es soberano) pedía a gritos de We want Phill el regreso del Maestro Zen. 


Un regreso que nunca llegó (otra cosa mal hecha). Además del nefasto resultado final, fueron lamentables las formas de la negociación que se llevó a cabo con Phill Jackson. No solo no le dejaron pensarse su incorporación al equipo (de nuevo otra cosa mal hecha), sino que Jim Buss filtró a la prensa (otro error más) unas exigencias (que no fueron tal) del entrenador más laureado en la historia de la NBA. De hecho, se publicó que Jim Buss no quería de vuelta a Phil Jackson a los Lakers. 

Y sin el entrenador deseado por la afición, el enésimo looping de esta montaña rusa se vivió con la contratación de Mike D'Antoni. El artífice del run n' gun no convencía a casi nadie por varios motivos. El primero, porque los jugadores de Lakers no son los más adecuados para practicar ese estilo. En segundo lugar, porque lo que necesitaban no era correr y tirar, sino alguien que tuviera mano derecha con la defensa. En tercer lugar, porque de momento llega con el hándicap de no ser "el deseado". Y en último lugar, venía de fracasar con un equipo con cierto nivel en New York Knicks.

Entretanto, la montaña seguía funcionando a cargo de Bickerstaff con alguna que otra victoria. Cuando tomó las riendas D'Antoni (más allá de pretender la utopía de practicar el showtime de los 80) intentó, de manera leve en algún encuentro, inculcar rapidez y claridad de ideas. Como no podía ser de otra forma, poco tardó en haber de nuevo polémica. Pau Gasol, que no está haciendo unos grandes partidos, ha estado jugando muchos menos minutos de los habituales, llegando a ver finales de partidos apretados en el banquillo (con la consiguiente queja del español y la respuesta de Kobe) Todo ello para que el equipo aspirase a la victoria. Es evidente que Pau Gasol se va a tener que acoplar al juego de Lakers si alguien no quiere salir escaldado.

Con Steve Nash lesionado y sin rumbo, Pau haciendo partidos realmente pobres y Dwight Howard registrando unos guarismos terroríficamente malos en los tiros libres, a los Lakers siempre les queda su panacea particular: Kobe Bryant. A todo ello hay que añadirle la gran inversión realizada: un equipo con una nómina de 100 millones de dólares necesita ver resultados y cuanto antes.

Lo único cierto es que, con todo lo sucedido, es complicado que en este arranque de temporada la franquicia haya vislumbrado algún atisbo de estabilidad. Veremos si con el paso de los partidos llega la calma, el buen juego y sobre todo, las victorias.





Fuentes de apoyo: www.nbamaniacs.com  www.basket4us.com
Fotografías: http://www.marca.com/accesible/2012/11/21/baloncesto/nba/noticias/1353478043.html  http://blogs.rgj.com/danhinxman/2012/11/17/blsc-in-los-angeles-this-buss-is-careening-out-of-control/ http://www.nba.com/lakers/news/090703philjackson.html

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